“La voluntad es la voluntad de crecimiento del poder
de la vida, esto es, voluntad de poder. Esa voluntad de poder es algo más que
el deseo de sobrevivir; es un impulso interior que lleva a la expresión de la
afirmación vigorosa de las fuerzas ascendentes del hombre, el acrecentamiento
de su poderio. Para Nietzsche la autoconservación sólo es posible en la lógica
del crecimiento. La que sólo tiene la fuerza de la propia conservación, perece.
Un ser solamente se conserva cuando crece, se intensifica, se extiende (1).
Lo vivo no tiene ningún sentido trascendente, pero tiene un sentido inmanente
que le marca la dirección: está orientado hacia un crecimiento de intensidad y
hacia el éxito. Cualquier fuerza se halla pues en relación con otras, para
obedecer o para mandar.
El criterio final de valoración parece ser, en último
sentido fisiológico. Se resalta el valor de la fuerza sobre la debilidad; de la
salud sobre la enfermedad (no entendemos aqui la salud física, sino la voluntad
de poder, la “gran salud”), de lo fuerte
sobre lo débil; de lo activo sobre lo pasivo o reactivo. El poder es el
elemento genético y diferencial de la voluntad.
Lo que define a un cuerpo es esta relación entre
fuerzas dominantes y fuerzas dominadas. Cualquier relación de fuerzas
constituye un cuerpo: químico, biológico, social, político.
Que es lo que es activo? Tender al poder. Apropiarse,
apoderarse, subyugar, dominar, son los rasgos de la fuerza activa. Apropiarse
quiere decir imponer formas, crear formas explotando las circunstancias.
Nietzsche critica a Darwin porque interpreta la evolución, e incluso el azar en
la evolución, de una manera completamente reactiva. Admira a Lamarck porque
Lamarck presintió la existencia de una fuerza plástica verdaderamente activa,
inicial en relación a las adaptaciones: una fuerza de metamorfosis. Se halla en
Nietzsche como en la energética, donde se llama “noble”a la energía capaz de
transformarse. El poder de transformación, el poder dionisíaco, es la primera
definición de la actividad.
Pero cada vez que señalamos así la nobleza de la
acción y su superioridad frente a la reacción, no debemos olvidar que la
reacción designa un tipo de fuerzas del mismo modo que la acción:
sencillamente, las reacciones no pueden captarse, ni comprenderse
cientificamente como fuerzas, si no las relacionamos con las fuerzas superiores
que son precisamente de outro tipo. Reactivo es una cualidad original de la
fuerza, pero que sólo puede ser interpretada como tal en relación con lo
activo, a partir de lo activo.”
(1) Para Nietzsche “la naturaleza”es el hombre que juega
el juego del mundo al estilo de Heráclito. La naturaleza forma figuras y las
rompe y las rompe, es un incesante proceso creador en el que triunfa lo vital
lleno de poderío, y no lo adaptado. Sobrevivir no significa todavia ningún
triunfo. La vida en la profusión, cuando se derrocha, cuando vive con
exultación. [Nietzsche, F., El crepúsculo de los ídolos, p.78]
EMUI Euro-Mediterranean University Institute I publicación
asociada a la Revista Nomads
Madrid
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